sábado, 13 de junio de 2015

Crisis Económica Mundial Siglo XX



El Crack de 1929


Nombre con el que se conoce a la caída del índice general de la Bolsa de Nueva York ocurrida en 1929. En 1927, tras un periodo de fuertes inversiones en el extranjero y con una economía creciente, los financieros estadounidenses que operaban en Wall Street se centraron en el mercado interior. A medida que compraban valores nacionales aumentaban los precios de las acciones y los títulos valores estadounidenses. Cuanto más compraban, mayor era la subida de los precios, lo que atraía a un mayor número de inversores.

Wall Street es la bolsa de valores más importante en el mundo, localizada en Nueva York.
Se considera el corazón de la economía mundial
.

A mediados de 1929 nueve millones de estadounidenses (de una población de 122 millones) habían invertido sus ahorros en el mercado de valores. Muchos de estos inversionistas habían colocado todos sus ahorros en la Bolsa, animados por asesores económicos incompetentes o malintencionados. Se crearon nuevas empresas con fines especulativos y, debido a la fe ciega que se tenía en la capacidad del mercado para crear rendimientos espectaculares, sus acciones aumentaron de precio con rapidez. En marzo de 1929 Herbert Hoover fue nombrado presidente. Su antecesor, Calvin Coolidge afirmaba que el precio de las acciones era todavía muy bajo. Pero algunos empezaron a temer que, como todas las burbujas de jabón, también ésta tendría que explotar. El banco de la Reserva Federal estadounidense aumentó en un 1% el tipo de interés y aconsejó a sus bancos que no concediesen créditos para invertir en la Bolsa —consejo del que se retractó poco después debido a que uno de los directores de la Reserva tenía intereses en el mercado de valores.
Con el tiempo algunos profesionales financieros pensaron que tal vez fuera más rentable invertir en otros activos fuera de la Bolsa, por lo que empezaron a vender sus activos bursátiles. Se inició un fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez menores. Al día siguiente, el denominado ‘jueves negro’, se vendió el doble. El lunes se vendieron nueve millones de acciones; el precio de éstas había caído en más de 14.000 millones de dólares en menos de una semana. En el ‘martes negro’ se colapsó la Bolsa; el precio de las acciones de las mayores empresas, como General Electric o Woolworth, también cayó. 
Ese día se vendieron más de 16 millones de acciones, con una pérdida de valor superior a los 10.000 millones de dólares. Lo ocurrido en Wall Street se reprodujo de una forma vertiginosa en las demás bolsas de Estados Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.

Fue un triste final para un decenio marcado por el optimismo, el alto nivel de empleo y la prosperidad. Como es obvio, a partir de esta crisis desapareció la confianza en la banca, los banqueros, la Bolsa y los agentes financieros. Se generalizaron las dimisiones y las quiebras. El impago y la morosidad en las hipotecas se disparó. La clase media se redujo. Muchas personas quedaron sin trabajo; aumentó el desempleo en más de dos millones de personas en menos de seis meses. Aunque muchos analistas pensaron al principio que se trataba de un ajuste pasajero del mercado, el crack de Wall Street marcó el inicio de la Gran Depresión de la década de 1930, sentando las bases para la adopción del programa del New Deal por Franklin D. Roosevelt en 1933. Asimismo, este crack influyó de forma muy negativa en economías pujantes como la argentina, la mexicana o la brasileña.





La Gran Depresión


Es común situar el inicio de la Gran Depresión en el “jueves negro” de octubre de 1929 de la Bolsa de Nueva York. Ese día se produjo el primer hundimiento de la principal bolsa de valores del mundo. Habría otros posteriormente. No hacía mucho, el 3 de septiembre, el precio de los valores negociados alcanzaba su máximo histórico. Las cotizaciones llegaron a su mínimo en 1932, para entonces se habían reducido en casi un 90%. El nivel de anterior a 1929 no se recuperó hasta 1954.

El colapso bursátil tuvo graves consecuencias en la economía real norteamericana: 
  1. creó expectativas pesimistas respecto al futuro que comprimieron el consumo y la inversión, 
  2. destruyó el ahorro de muchas familias y las empobreció, 
  3. interrumpió la financiación de unas empresas que se enfrentaban a una demanda declinante,
  4. perjudicó a la viabilidad de instituciones financieras que habían prestado a los inversores institucionales y particulares para comprar valores, entre otros.



Pero no fue la única causa, tampoco la principal, de la Gran Depresión de la economía internacional durante los años treinta.


El período de incertidumbre económica golpeó fuertemente la esperanza de las familias.
En la imagen se aprecian en los carteles las consignas "¿Por qué no le pueden dar un trabajo a mi papá?" "Los hijos de Rarig no tienen hambre. ¿por qué debemos tener hambre nosotros?". En el segundo mensaje refiriéndose a la compañía de ingeniería Rarig, quienes a través de ventas previas lograron atenuar la crisis financiera.



Una crisis de tal intensidad y duración carecía de precedentes. Afectó principalmente a los países más avanzados económicamente y, en particular, a sus sectores industriales y exterior. Aunque no todos ellos se vieron afectados en la misma medida, ninguno escapó a ella. Paradójicamente, los países menos desarrollados –con un peso mayor del sector agrario en sus estructuras económicas, por tanto- y más cerrados a las transacciones internacionales -esto es, con un grado menor de globalización- salieron no tan perjudicados de la crisis, lo que no equivale a indemnes.




Los hasta entonces desconocidos niveles de desempleo en los sectores industriales y exportadores que acompañaron a la Gran Depresión constituyen también una de sus manifestaciones más llamativas.
En 1932, la producción industrial del mundo no llegaba a los dos tercios de la de 1929, pero, mientras que la de Europa había caído algo por debajo del 75%, la de Estados Unidos apenas superaba el 50%. La producción de alimentos apenas experimentó cambios. No así la de materias primas, que se contrajo en medida sólo algo menor que la de productos industriales. En 1934, el valor del comercio mundial era poco más de un tercio del correspondiente a 1929. No llegaba todavía al 50% en 1937.


Desempleo Global

El periodo de desempleo masivo más generalizado, depresivo y serio de los tiempos modernos fue la Gran Depresión que siguió al crack de Wall Street en 1929. Esta depresión produjo catorce millones de desempleados en Estados Unidos, seis en Alemania y tres en Gran Bretaña. En Australia la crisis fue especialmente dura, con más de un 35% de la fuerza laboral desempleada a principios de la década de 1930 y muchas de estas personas siguieron sin trabajo hasta la Segunda Guerra Mundial. Las distorsiones sociales, la migración generalizada en busca de empleo y el extremismo político se hicieron habituales y la muerte por enfermedades relacionadas con la malnutrición aumentó considerablemente en todo el mundo industrializado.





La Gran Depresión provocó importantes cambios en el comportamiento que se tenía frente al desempleo; esta nueva actitud se expresaba en las políticas del New Deal del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, quien introdujo en su país durante su gobierno la seguridad social, el seguro de desempleo y programas de trabajo público para utilizar el excedente laboral. La recuperación económica producida gracias a estas medidas demostró que el desempleo, de hecho, empeoró la depresión al reducir la demanda, y que el pago del seguro de desempleo era una carga mucho menor para la economía que la pérdida de poder adquisitivo que padecían los trabajadores desempleados. La depresión también inspiró a John Maynard Keynes que escribió su obra maestra, La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), en la cual establecía que una economía deprimida continuará a no ser que se revitalice gracias al gasto público. De esta manera persuadió a los gobiernos occidentales para que disminuyeran el desempleo mediante grandes déficits presupuestarios.






El New Deal




New Deal (en inglés, ‘Nuevo Trato’), nombre que recibió la política económica y social aplicada en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt a partir de 1933, y concretamente las medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para contrarrestar los efectos de la Gran Depresión. Asimismo, ha sido denominado así el periodo de la historia estadounidense transcurrido durante los dos primeros mandatos presidenciales de Roosevelt, incluido parte del tercero, desde 1933 hasta que en 1941 el país entró a combatir en la II Guerra Mundial.

El presidente Roosevelt soporto a su mando el período más oscuro
de la historia de los Estados Unidos, con la sobrecarga de la
gran depresión  y la participación en la segunda guerra mundial.
Tanto Roosevelt como el Congreso de Estados Unidos aprobaron un programa de medidas económicas y se crearon nuevos organismos federales para intentar reducir el desempleo y restablecer la prosperidad mediante una serie de nuevos servicios, regulaciones y subsidios. Fue diseñado con la ayuda del denominado Brain Trust (gabinete de expertos de la Universidad de Columbia que asesoró al presidente especialmente en materia económica) e hizo del gobierno del país por vez primera el impulsor del cambio económico, en contraste con su tradicional papel pasivo de índole liberal.



Las primeras medidas


La abrumadora victoria de Roosevelt en las elecciones de 1932, unida a la peor crisis económica de la historia de Estados Unidos, abrió el camino para la aplicación de una nueva legislación en 1933. La Emergency Banking Act (Ley de Emergencia Bancaria) establecía inspecciones federales en los bancos para contribuir a restablecer la confianza de la población en las instituciones financieras tras la quiebra generalizada de estas entidades a raíz del crack de 1929. Una segunda ley dictaba normas bancarias mucho más rigurosas y ofrecía un seguro a los depositantes a través de la Sociedad de Seguros de Depósitos Federales. Dos leyes, una de 1933 y otra de 1934, establecían reglamentos detallados para el mercado bursátil, controlados por una nueva Comisión de Bolsa y Valores. 

Caricatura en la que se muestra al presidente Roosevelt como
un mago y al congreso como su asistente donde prometen harán
el truco mágico de la reactivación económica (basando su truco
en normatividad más rigurosa a las entidades financieras).
El problema de la vivienda se trató en varios proyectos de ley que suministraban ayudas hipotecarias a los agricultores y propietarios de inmuebles y ofrecían garantías de préstamo a los compradores de casas a través del Instituto Federal de la Vivienda. El Instituto de Ayudas de Emergencia Federal extendió la concesión de fondos de socorro a los estados y el Cuerpo de Conservación Civil proporcionaba empleos a los hombres jóvenes bajo una cierta disciplina militar. El Congreso aprobó la creación de la Tennessee Valley Authority (Autoridad del Valle del Tennessee) para explotar las posibilidades de navegabilidad del río Tennessee, aplicar medidas para controlar sus inundaciones y surtir de energía eléctrica a una amplia zona del sureste de Estados Unidos.

Las leyes más importantes de 1933 afectaban a los principales sectores económicos. Como culminación de una década de disputas, el Congreso aprobó en 1933 una nueva y compleja norma sobre la explotación agrícola, la Agricultural Adjustment Act (Ley de Regulación o Adaptación Agrícola). En ella se establecían varios mecanismos para aumentar los precios de los productos agrícolas, pero el más extendido consistió en la reducción pactada del excedente de las cosechas a cambio de subvenciones del gobierno. La National Industrial Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) fue la medida más innovadora de la primera etapa del New Deal. Constaba de dos programas principales: una gran labor de obras públicas, llevada a cabo por la Public Works Administration (Administración de Obras Públicas) y un complicado programa destinado a regular el funcionamiento de las empresas estadounidenses y garantizar una competencia leal. El Instituto de Recuperación Nacional aprobó y aplicó un conjunto de códigos sobre competitividad en cada sector.


El segundo New Deal



Algunos de los anteriores decretos fueron declarados inconstitucionales por el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Estos contratiempos, unidos a una creciente oposición a la política de Roosevelt, motivaron la promulgación de una nueva legislación que comenzó a aplicarse en 1935, y a la que algunos analistas denominaron segundo New Deal

Estas son algunas de las medidas adoptadas: 
  • se aumentaron los impuestos de las clases adineradas, 
  • se elaboraron normas estrictas para controlar las empresas de servicios privados, 
  • se asignaron ayudas para el Instituto de Electrificación Rural y 
  • se creó el equivalente a una declaración de derechos de las fuerzas sindicales. 
La National Labor Relations Act (Ley de Relaciones Laborales) de 1935 otorgaba protección federal al proceso de negociación sindical y se estableció un conjunto de normas laborales justas. La Fair Labor Standards Act (Ley de Normas Laborales Justas) de 1938 fijaba el número máximo de horas de trabajo y el salario mínimo de la mayoría de las categorías profesionales.

La Fair Labor Standard Act, convirtió al presidente Roosevelt en el padre de las normas laborales actuales de trabajo. Aunque la gran prioridad fue abolir el trabajo infantil de tiempo completo, esto ocasionó impopularidad en algunos sectores de la sociedad, donde los niños se habían convertido en un recurso apreciable para las familias cada vez más pobres.

Gracias a una enorme asignación de ayuda oficial de casi 5.000 millones de dólares se reforzaron los diversos planes y se inauguró un nuevo programa federal de ayuda al trabajo, dirigido por el Instituto de Desarrollo del Trabajo. 

En 1935, el Congreso aprobó la Ley de Seguridad Social, que recogía tres proyectos fundamentales: 

  • un fondo de pensiones, 
  • un seguro de desempleo y 
  • subsidios para el bienestar social de distribución local. 
Estos programas, unidos a un nuevo plan de vivienda pública subvencionada, representaron para algunos autores el comienzo en Estados Unidos de lo que se dio en llamar el Estado de bienestar.

El Estado de Bienestar centró sus esfuerzos
en la integridad de la familia desde el primer
núcleo para la construcción de la sociedad
Norte-Americana.
La necesidad de elaborar nuevas leyes disminuyó después de 1937 y la oposición a la prórroga del New Deal aumentó rápidamente, sobre todo en los estados del sur. Hacia 1939, la atención de la opinión pública se centraba principalmente en la política exterior y en la defensa nacional. La elaboración de la legislación estrictamente ligada al New Deal había concluido, pero su aplicación amplió de modo definitivo el papel del gobierno federal, especialmente en lo referente a la normativa económica, el desarrollo de recursos y el mantenimiento de los ingresos. Aunque no consiguió estimular una recuperación económica completa, proporcionó al gobierno federal un mayor control sobre la oferta monetaria y los criterios de la Reserva Federal, además de una nueva perspectiva sobre las consecuencias económicas de su propio sistema de impuestos, préstamos y gastos, lo que permitió reducir las repercusiones de posteriores épocas de recesión. Por otro lado, la coalición favorable a esta legislación que, reunida en torno al Partido Demócrata, recibió el nombre de Coalición del New Deal, venció en las elecciones de los años siguientes, permitiendo renovar mandato en 1940 y en 1944 al propio Roosevelt e incluso, de alguna manera, a su sucesor, Harry S. Truman, ser elegido en 1948.

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