República de Weimar
Weimarer Republik
Es la denominación del régimen político, y del periodo histórico que tuvo lugar en Alemania desde la reunión de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1919, hasta la derogación de la Constitución y la consiguiente asunción del poder efectuada por el dirigente del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo Adolf Hitler, en 1933.
El
nombre de República de Weimar es un término aplicado por la
historiografía posterior, puesto que el país pasó de llamarse Deutsches
Reich («Imperio alemán») y se convirtió en la República Alemana.
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¿Por qué Weimar? |
La
denominación procede de la ciudad homónima, Weimar, donde se reunió la Asamblea
Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el
31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.

La ciudad comprende un nudo ferroviario e
industrial; produce textiles, papel, maquinaria, automóviles, instrumentos
musicales, equipamiento eléctrico, vidrio y calzado. Weimar proyecta una imagen
medieval, con sus calles estrechas y antiguas, sus casas con tejados
tradicionales y sus numerosos monumentos arquitectónicos.


La armonía cultural y espíritu sobresaliente de la ciudad, inspiro a
los recientemente derrotados de la Gran Guerra, para instalar la Asamblea
Nacional en Weimar, donde se estableció la República de Alemania, pensando en
que el lugar tendría radical trascendencia en la más importante decisión del
país alemán posterior a la primer Gran Guerra, que el mundo había conocido.
El Nuevo régimen
La República fue proclamada el 9 de noviembre de 1918 (razón ésta por la que se podría considerar que la República de Weimar comenzó su existencia en dicho año), después de que los trabajadores y las tropas del II Imperio Alemán se sublevaran contra el gobierno a comienzos de ese año por negarse éste a entablar conversaciones que pusieran fin a la I Guerra Mundial. El emperador Guillermo II huyó del país y se formó un Gobierno Provisional del Consejo de los comisarios del Pueblo, integrado por una coalición formada por miembros del Partido Socialdemócrata Alemán, liderados por Friedrich Ebert, y del Partido Socialdemócrata Alemán Independiente que contó con el apoyo del partido católico del Centro.
Este gobierno provisional fue el encargado de sofocar la revolución, dirigida por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, que en enero de 1919 intentó establecer en Alemania un Estado soviético como los bolcheviques hicieron en Rusia en 1917; tanto Liebknecht como Luxemburgo fueron asesinados, produciéndose desde entonces la definitiva separación entre los socialdemócratas y los grupos más radicales que formarían el Partido Comunista Alemán (KPD). La nueva Asamblea Nacional Constituyente se reunió en Weimar en febrero de 1919 y redactó una Constitución según la cual Alemania pasaba a ser una república federal democrática con dos cámaras parlamentarias, el Reichstag (cámara baja legislativa) y el Reichsrat (cámara de representación federal). Las medidas democráticas de la Constitución (sufragio universal femenino, representación proporcional, iniciativa legislativa popular) y otras de carácter social (jornada laboral de ocho horas) no estuvieron acompañadas de otras que hubieran supuesto una ruptura completa con la Alemania imperial: no hubo confiscación de las propiedades de los anteriores dirigentes, y los antiguos funcionarios imperiales (oficiales del Ejército, agentes de policía, jueces o maestros de escuela) se mantuvieron en sus cargos.
Ebert fue elegido presidente de la República. El nuevo régimen hubo de hacer frente, también, a revueltas promovidas desde los sectores políticos derechistas: así, el llamado putsch de Kapp, organizado en 1920 por oficiales monárquicos desafectos a la República, hubo de ser sofocado por el gobierno.
Los problemas de la posguerra
La I Guerra Mundial había originado numerosos problemas económicos, sociales y políticos a Alemania, la cual, además de tener que hacer frente a una elevada inflación y una gran deuda nacional, estaba resentida por las duras condiciones que se le impusieron en el Tratado de Versalles, firmado en junio de 1919, que puso fin oficialmente a la guerra.
Este
acuerdo exigía el desarme del país y la entrega de cuantiosas indemnizaciones,
en concepto de reparaciones de guerra, a los aliados. La moneda alemana se
devaluó hasta límites insospechados (a finales de 1923, un dólar equivalía a 4
billones de marcos de papel), el gobierno se mostró incapaz de cumplir los pagos
y la población sufrió las consecuencias de la crisis económica que se produjo.
En enero de 1923, fuerzas francesas y belgas ocuparon la principal región
industrial alemana, el Ruhr, alegando que Alemania no había satisfecho las
reparaciones previstas.
El restablecimiento Temporal del Orden
Gustav
Stresemann se hizo cargo del control del gobierno como jefe de la
amplia coalición formada el 13 de agosto de 1923 y consiguió estabilizar la
situación del país. En 1924, los aliados facilitaron a Alemania el pago de las
indemnizaciones a través del Plan Dawes, que establecía un calendario de
entregas más realista. En octubre de 1925, Stresemann firmó los Tratados de
Locarno, en los que Alemania reconocía las nuevas fronteras occidentales
establecidas en Versalles; los aliados retiraron sus fuerzas de ocupación y un
año después Alemania fue elegida miembro de la Sociedad de Naciones, el
organismo internacional creado para el mantenimiento de la paz mundial.
Se implantó una nueva moneda, el reichsmark, sometida
a un control monetario más severo y se inició una impresionante etapa de
recuperación económica. No
obstante, la economía seguía dependiendo de los préstamos del extranjero y el
gasto público era excesivamente alto, mientras que las empresas obtenían
pequeños márgenes de beneficios.
En abril de 1925, Paul von Hindenburg sustituyó al recién fallecido Ebert y se convirtió, por tanto, en el segundo presidente de la República.

En abril de 1925, Paul von Hindenburg sustituyó al recién fallecido Ebert y se convirtió, por tanto, en el segundo presidente de la República.
LA CRISIS
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Paul Von Hindenburg Segundo Presidente de la República de Weimar. |
La depresión económica mundial iniciada en 1929 sumió a Alemania en una nueva crisis. En marzo de 1930, se hizo cargo del gobierno el canciller Heinrich Brüning, apoyado por los poderes extraordinarios con que contaba el presidente Hindenburg. Brüning hizo disminuir el gasto público y firmó en la Conferencia de Lausana (Suiza) un acuerdo que redujo de forma extraordinaria el pago alemán de las reparaciones de guerra. Sin embargo, la política deflacionista del canciller fue muy impopular y se vio obligado a dimitir en mayo de 1932. El desorden provocado por el caos económico fue aprovechado tanto por el Partido Comunista Alemán como por el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo de Adolf Hitler (el partido nazi), de tendencias nacionalistas y antisemitas extremas. Las elecciones al Reichstag, celebradas en septiembre de 1930, convirtieron al partido nazi en la segunda fuerza política del país, y su popularidad aumentó a medida que empeoraba la situación económica. Los nazis obtuvieron la mayoría en el Reichstag en los comicios de julio de 1932. Los políticos conservadores persuadieron a Hindenburg para que situara a Hitler al frente del gobierno, creyendo que podrían tenerle bajo control dentro de un gabinete de coalición. Hindenburg nombró canciller a Hitler el 30 de enero de 1933. Éste no tardó en abolir el cargo de presidente y autoproclamarse Führer (‘conductor’) del III Reich, poniendo así fin a la República de Weimar.