lunes, 15 de junio de 2015

La República de Weimar



República de Weimar

Weimarer Republik






Es la denominación del régimen político, y del periodo histórico que tuvo lugar en Alemania desde la reunión de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1919, hasta la derogación de la Constitución y la consiguiente asunción del poder efectuada por el dirigente del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo Adolf Hitler, en 1933.

El nombre de República de Weimar es un término aplicado por la historiografía posterior, puesto que el país pasó de llamarse Deutsches Reich («Imperio alemán») y se convirtió en la República Alemana.

¿Por qué Weimar?

La denominación procede de la ciudad homónima, Weimar, donde se reunió la Asamblea Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el 31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.

Weimar, se encuentra ubicada en el centro de Alemania,  a orillas del río Ilm. 
La ciudad comprende un nudo ferroviario e industrial; produce textiles, papel, maquinaria, automóviles, instrumentos musicales, equipamiento eléctrico, vidrio y calzado. Weimar proyecta una imagen medieval, con sus calles estrechas y antiguas, sus casas con tejados tradicionales y sus numerosos monumentos arquitectónicos.



Durante la mayor parte del siglo XVIII y en la primera década del siglo XIX, la ciudad fue el centro cultural más sobresaliente de Alemania y el lugar de residencia de figuras literarias tan destacadas como Johann Wolfgang Goethe, Johann Gottfried von Herder, Johann Christoph Friedrich von Schiller y Christoph Martin Wieland. 



Entre sus principales monumentos cabe señalar una iglesia parroquial del siglo XV, que fue reconstruida en su mayor parte en el siglo XVIII, y que alberga un retablo realizado por el artista alemán Lucas Cranach, el Viejo; el castillo Rojo y el castillo Verde, de los siglos XVI y XVIII, respectivamente; el antiguo gran palacio ducal, que se construyó bajo la dirección de Goethe (1789-1803); la casa de Goethe, que actualmente es un museo, y su casa de campo de verano, situada en un precioso parque; la residencia de Schiller y el teatro estatal (que fue reemplazado en 1907 por un edificio nuevo), en el que el pianista y compositor húngaro Franz Liszt fue director de orquesta (1848-1859) y en el que se representaron varias óperas de Richard Wagner. En el siglo anterior Johann Sebastian Bach vivió y trabajó en Weimar. Entre los tesoros culturales de la ciudad cabe señalar los archivos de Goethe-Schiller y los archivos del filósofo y poeta alemán Friedrich Nietzsche. Weimar es sede de varias instituciones de enseñanza. 

La armonía cultural y espíritu sobresaliente de la ciudad, inspiro a los recientemente derrotados de la Gran Guerra, para instalar la Asamblea Nacional en Weimar, donde se estableció la República de Alemania, pensando en que el lugar tendría radical trascendencia en la más importante decisión del país alemán posterior a la primer Gran Guerra, que el mundo había conocido.



El Nuevo régimen



La República fue proclamada el 9 de noviembre de 1918 (razón ésta por la que se podría considerar que la República de Weimar comenzó su existencia en dicho año), después de que los trabajadores y las tropas del II Imperio Alemán se sublevaran contra el gobierno a comienzos de ese año por negarse éste a entablar conversaciones que pusieran fin a la I Guerra Mundial. El emperador Guillermo II huyó del país y se formó un Gobierno Provisional del Consejo de los comisarios del Pueblo, integrado por una coalición formada por miembros del Partido Socialdemócrata Alemán, liderados por Friedrich Ebert, y del Partido Socialdemócrata Alemán Independiente que contó con el apoyo del partido católico del Centro. 

A la izquierda, Guillermo II emperador Alemán hasta la creación de la llamada República de Weimar.
A la Derecha, Friedrich Ebert, líder alemán encargado de dirigir la República Alemana, después de la Gran Guerra.




Este gobierno provisional fue el encargado de sofocar la revolución, dirigida por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, que en enero de 1919 intentó establecer en Alemania un Estado soviético como los bolcheviques hicieron en Rusia en 1917; tanto Liebknecht como Luxemburgo fueron asesinados, produciéndose desde entonces la definitiva separación entre los socialdemócratas y los grupos más radicales que formarían el Partido Comunista Alemán (KPD). La nueva Asamblea Nacional Constituyente se reunió en Weimar en febrero de 1919 y redactó una Constitución según la cual Alemania pasaba a ser una república federal democrática con dos cámaras parlamentarias, el Reichstag (cámara baja legislativa) y el Reichsrat (cámara de representación federal). Las medidas democráticas de la Constitución (sufragio universal femenino, representación proporcional, iniciativa legislativa popular) y otras de carácter social (jornada laboral de ocho horas) no estuvieron acompañadas de otras que hubieran supuesto una ruptura completa con la Alemania imperial: no hubo confiscación de las propiedades de los anteriores dirigentes, y los antiguos funcionarios imperiales (oficiales del Ejército, agentes de policía, jueces o maestros de escuela) se mantuvieron en sus cargos. 
Ebert fue elegido presidente de la República. El nuevo régimen hubo de hacer frente, también, a revueltas promovidas desde los sectores políticos derechistas: así, el llamado putsch de Kapp, organizado en 1920 por oficiales monárquicos desafectos a la República, hubo de ser sofocado por el gobierno.


Los problemas de la posguerra


La I Guerra Mundial había originado numerosos problemas económicos, sociales y políticos a Alemania, la cual, además de tener que hacer frente a una elevada inflación y una gran deuda nacional, estaba resentida por las duras condiciones que se le impusieron en el Tratado de Versalles, firmado en junio de 1919, que puso fin oficialmente a la guerra. 

Este acuerdo exigía el desarme del país y la entrega de cuantiosas indemnizaciones, en concepto de reparaciones de guerra, a los aliados. La moneda alemana se devaluó hasta límites insospechados (a finales de 1923, un dólar equivalía a 4 billones de marcos de papel), el gobierno se mostró incapaz de cumplir los pagos y la población sufrió las consecuencias de la crisis económica que se produjo. En enero de 1923, fuerzas francesas y belgas ocuparon la principal región industrial alemana, el Ruhr, alegando que Alemania no había satisfecho las reparaciones previstas.


El restablecimiento Temporal del Orden



Gustav Stresemann se hizo cargo del control del gobierno como jefe de la amplia coalición formada el 13 de agosto de 1923 y consiguió estabilizar la situación del país. En 1924, los aliados facilitaron a Alemania el pago de las indemnizaciones a través del Plan Dawes, que establecía un calendario de entregas más realista. En octubre de 1925, Stresemann firmó los Tratados de Locarno, en los que Alemania reconocía las nuevas fronteras occidentales establecidas en Versalles; los aliados retiraron sus fuerzas de ocupación y un año después Alemania fue elegida miembro de la Sociedad de Naciones, el organismo internacional creado para el mantenimiento de la paz mundial.


Se implantó una nueva moneda, el reichsmark, sometida a un control monetario más severo y se inició una impresionante etapa de recuperación económica. No obstante, la economía seguía dependiendo de los préstamos del extranjero y el gasto público era excesivamente alto, mientras que las empresas obtenían pequeños márgenes de beneficios. 

En abril de 1925, Paul von Hindenburg sustituyó al recién fallecido Ebert y se convirtió, por tanto, en el segundo presidente de la República.







                           LA CRISIS


Paul Von Hindenburg
Segundo Presidente de la
República de Weimar.

La depresión económica mundial iniciada en 1929 sumió a Alemania en una nueva crisis. En marzo de 1930, se hizo cargo del gobierno el canciller Heinrich Brüning, apoyado por los poderes extraordinarios con que contaba el presidente Hindenburg. Brüning hizo disminuir el gasto público y firmó en la Conferencia de Lausana (Suiza) un acuerdo que redujo de forma extraordinaria el pago alemán de las reparaciones de guerra. Sin embargo, la política deflacionista del canciller fue muy impopular y se vio obligado a dimitir en mayo de 1932. El desorden provocado por el caos económico fue aprovechado tanto por el Partido Comunista Alemán como por el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo de Adolf Hitler (el partido nazi), de tendencias nacionalistas y antisemitas extremas. Las elecciones al Reichstag, celebradas en septiembre de 1930, convirtieron al partido nazi en la segunda fuerza política del país, y su popularidad aumentó a medida que empeoraba la situación económica. Los nazis obtuvieron la mayoría en el Reichstag en los comicios de julio de 1932. Los políticos conservadores persuadieron a Hindenburg para que situara a Hitler al frente del gobierno, creyendo que podrían tenerle bajo control dentro de un gabinete de coalición. Hindenburg nombró canciller a Hitler el 30 de enero de 1933. Éste no tardó en abolir el cargo de presidente y autoproclamarse Führer (‘conductor’) del III Reich, poniendo así fin a la República de Weimar.